No se habla del club de lucha

Según voy leyendo el libro voy marcando frases que me gustan. Estas son unas cuantas:

Aquel viejo refrán de «siempre se mata lo que más se quiere», bueno, mira, funciona en ambas direcciones.

Tengo la pistola metida en la boca y me pregunto si el arma estará limpia.

Las bombas modernas no hacen tictac; en cambio, si una maleta vibra, los mozos de equipaje tienen la obligación de llamar a la policía.

La primera regla del club de lucha es que no se habla del club de lucha.

Tal vez la autodestrucción sea la respuesta.

Marla dijo que se estaba muriendo de verdad. Debía darme prisa si no quería perdérmelo.

En las revistas más viejas hay una serie de artículos en los que los órganos del cuerpo humano hablan de sí mismos en primera persona: Soy el Útero de Mengana. Soy la Próstata de Fulano.

Marla le dijo que quería quedarse embarazada. Marla le dijo que deseaba tener un aborto de Tyler. Cómo no le iba a gustar eso a Tyler.

Mi jefe me manda a casa porque tengo los pantalones llenos de sangre seca, y eso me llena
de alegría.