Refuerzo variable intermitente. Este concepto al que unos conductistas pusieron nombre es un efecto psicológico curioso que casi todos nosotros habremos padecido en algún momento de nuestra vida.
Un señor llamado B. F. Skinner, psicólogo, estudia cómo influencian nuestro comportamiento los castigos y los refuerzos. Para ello ha usado ratoncitos de laboratorio que tenían una palanca que al tirar de ella salía comida. Se pudo ver que los ratones que obtenían siempre la misma cantidad de comida, sólo tiraban de la palanca cuando les entraba hambre. Pero aquellos ratones que a veces al tirar de la palanca obtenían menos, o más comida de forma intermitente, tiraban de la palanca de manera compulsiva.
Y pensaréis, bueno, pero yo no tengo una palanca para la comida en mi jaula. Pero sí que tenéis una bandeja de entrada de correo en la que a veces hay correo y a veces no, un móvil en el que a veces hay mensajes nuevos y a veces no, un lector de RSS que a veces tiene noticias nuevas y otras veces tiene más de trescientas noticias nuevas.
“¿Y si he recibido algún nuevo e-mail?”
El efecto al comprobarlo también es intermitente según la recompensa. La sensación de satisfacción de un nuevo e-mail forma esa pequeña recompensa, la comida de los ratoncitos. El problema es que no siempre hay un nuevo e-mail y tendemos a comprobar si hay una nueva recompensa cada 20 minutos (a veces menos).
El refuerzo variable intermitente se ve también en Twitter o Facebook que nos hace refrescar la página por si hay algo nuevo.
Parece una conducta mala, poco productiva o tal vez dañina. Se aumenta más esa forma de verlo si pensamos que esta manera de proceder es la que hace que la gente tire de la palanca, esta vez de las tragaperras.
“¿Y si esta vez sale más dinero?”
Ver que esta conducta es idéntica a la de unos amiguitos peluditos que señores y señoras con bata guardan en jaulas dentro de inmensos laboratorios con olor a productos de limpieza, me hace pensar en lo simples y predecibles que somos todos los animales. Yo soy la primera que al encender el ordenador se tira a ver el correo y el Reader de Google. Por lo visto no soy la única a la que le pasa, y os preguntaréis si esto tiene cura.
”Uno de los descubrimientos más importantes de Skinner era que la conducta que se refuerza intermitentemente es mucho más difícil de extinguir que la conducta que se refuerza continuamente” - Kathy Sierra
Pero sí tiene cura, y seguramente también la habréis experimentado. Todos cuando hemos tenido móvil hemos pasado por algún momento en el que no parábamos de consultar los mensajes, incluso a releer los antiguos (esto pasa en fases mucho más graves). Pero ahora ya no nos pasa, o tal vez ahora vuelve a pasar, pero recuerdas un tiempo en el que perdías el móvil durante toda la semana sin preocuparte demasiado.
La cura por lo tanto es no darle importancia a la recompensa. Puede que no sirva en todos los casos, igual que cada uno tiene que medicarse con diferentes dosis de drogas, o con drogas diferentes. A veces una manzanilla quita el dolor de ovarios. Pero si pensamos que unos ratones y nosotros demostramos la misma inteligencia con este tipo de conductas, sólo tengo que añadir que
4 criticones:
vaya por dios, para que luego digan... Me gusta pensar que para volverse adicto a las cosas simples, además, hay que tener una personalidad un poco compulsiva, porque sino, si "podría ser cualquiera"... mi vecino de arriba es un adicto a mover muebles en medio de la noche... *yawn*
Pero a tu vecino le dan siempre la misma recompensa, que será... ver los muebles cambiados?? Este caso es si se da Recompensa variable --> Enganche constante.
la recompensa es variable: a veces suben los vecinos a quejarse, a veces no xDDDDDDD
Bueno, esa recompensa sí que valdría la pena xD
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